domingo, 2 de septiembre de 2012

La poética literaria de Marcel Schwob en 'El deseo de lo único. Teoría de la ficción'


El deseo de lo único. Teoría de la ficción.
Marcel Schwob.
Trad. de Rocío Rosa y Cristian Crusat.
Páginas de espuma. Voces/Ensayo 172.
21,5x14cm.
21€.

Páginas de espuma recibe el mes de septiembre con algunas importantes novedades que pasarán a engrosar su selecto catálogo. Sin duda, uno de los libros que más expectación está levantando es el último de la zaragozana Patricia Esteban Erlés con ilustraciones de Sara Morante. Casa de muñecas, que así se llama el conjunto de microrrelatos estará a la venta dentro de unos días y a él volveremos con posterioridad.

Por el momento, nos quedamos con otra de las propuestas con las que la editorial quiere dar la bienvenida al nuevo curso editorial. Hablamos de El deseo de lo único, de Marcel Schwob, uno de los autores más personales e influyentes del periodo que cabalga entre los siglos XIX y XX, y de cuya poética podemos ahora conocer nuevas claves gracias a una edición preparada por el escritor y especialista Cristian Crusat que incluye el único testimonio directo que se conserva en forma de entrevista con el autor francés desaparecido en 1905, con tan solo 38 años.

De Schwob suele señalarse que era un sensacional prosista - títulos como Vidas imaginarias o La cruzada de los niños lo demuestran sobradamente-, cuya influencia –así lo ha manifestado un gran conocedor de su obra como es Enrique Vila-Matas- se dejó sentir en escritores tan prominentes como Faulkner, Cunqueiro, Perec, Tabucchi, Bolaño o Borges -este último llegó a confesar que “en todas partes del mundo hay devotos de Marcel Schwob que constituyen pequeñas sociedades secretas”-,  pero más raramente se recuerda que quien hiciera de la fusión de realidad y ficción una seña de identidad, fue también un brillante cultivador del arte del ensayo.

Ese virtuosismo es lo que se pone de manifiesto en los artículos que componen este libro, en los que el lector descubrirá de la mano del propio autor, cuáles eran sus principios compositivos, qué visión tenía del arte literario y cómo se articulaban las sucesivas dualidades que marcaron su producción: arte e historia, terror y piedad, lo particular y lo general…

Una oportunidad, pues, espléndida, la que nos ofrece esta editorial dentro de su colección Voces/Ensayo de profundizar en la obra de este escritor culto y refinado, de raíces simbolistas al tiempo que devoto de la literatura de Stevenson, a quien Apollinaire definió como “el padre de una poesía distinta”. Un escritor capaz de hablar de la vida y la muerte por boca de uno de sus protagonistas con versículos tan lúcidos y sugestivos como los siguientes:

Los momentos son como bastones mitad blancos y mitad negros.
No ordenes tu vida por medio de dibujos hechos con las mitades blancas.
Pues encontrarás enseguida los dibujos hechos con las mitades negras.
Que cada negrura esté atravesada por la espera de la blancura venidera.
No digas: ahora vivo y mañana moriré. No dividas la realidad entre la vida y la muerte. Di. Ahora vivo y muero.
Agota en cada momento la totalidad positiva y negativa de las cosas.
La rosa de otoño dura una estación; cada mañana se abre; todas las noches se cierra.
Que toda inteligencia brille y se extinga en ti con la brevedad de un relámpago.
Mezcla la muerte con la vida y divídelas en momentos.
No esperes la muerte: está en ti. Sé su camarada y apriétala contra ti; ella es como tú mismo.
Muere de tu muerte; no envidies las muertes antiguas. Varía los géneros de muerte con los géneros de vida.
Considera toda cosa incierta como viviente y toda cosa segura como muerta.

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