sábado, 3 de noviembre de 2012

Agustín Comotto ilustra la nueva traduccción de 'Veinte mil leguas de viaje submarino' de Julio Verne elaborada por Nórdica libros



Veinte mil leguas de viaje submarino.
Jules Verne.
Ilustraciones de Agustín Comotto.
Traducción de Íñigo Jáuregui.
Nórdica Libros.
Formato: Cartoné. 16 x 22 cm.
408 páginas en color.
PVP: 29,50.

Hubo una época en que a Jules Verne (Nantes, 1828-Amiens, 1905) lo conocíamos todos como Julio Verne, en la que no había niño con una mínima inquietud lectora que no conociera –que no devorara– libros como Miguel Strogoff, Viaje al centro de la Tierra o, naturalmente, Veinte mil leguas de viaje submarino.

En aquellos tiempos aún no sabíamos lo que era la literatura infantil y juvenil pero nuestros –la mayoría de las veces–, iletrados padres sospechaban que estos títulos tenían que ser los más propicios para sus jóvenes pupilos. Nunca tendremos vida suficiente para agradecérselo.

Julio Verne regaló a aquellas generaciones tan entretenidas aventuras, tan sugestivas epopeyas, tan penetrantes y turbadoras imágenes que lo mínimo que podemos hacer nosotros es encender de nuevo esa antorcha y pasársela a los que nos van siguiendo los pasos. Tal vez así, estos se encuentren mejor preparados para asimilar algún día a aquel Verne pesimista y oscuro, más de un siglo inédito, que no consiguió publicar en vida –ante el temor de su editor a perder el prestigio (comercial) ganado con la aparición de Cinco semanas en globo–, una obra como la desengañada distopía París en el siglo XX.

Considerado el fundador de la moderna literatura de ciencia ficción, y tenido por muchos como una especie de adivino al “predecir” en sus relatos la aparición de algunos de los productos generados por el avance tecnológico del siglo XX como los helicópteros, los submarinos o las naves espaciales es conocida la anécdota (desconozco si cierta) de que siendo todavía un niño se escapó cierto día de su casa pensando en convertirse en grumete y más tarde marinero de un mercante que viajaba a India llamado Coralie, con la intención de comprar un collar de perlas para su prima Caroline, de quien estaba enamorado. Sin embargo, fue tan prontamente atrapado y tanta la vergüenza por lo efímero de su aventura, que juró solemnemente no volver a viajar más que a través de su fantasía.

Así nacieron obras tan arraigadas en su portentosa imaginación –en muchos casos también, como si aquella experiencia infantil hubiese quedado en estado latente buscando ser sublimada años después, con un protagonismo absoluto del mar como Veinte mil leguas de viaje submarino, obra narrada en primera persona por el profesor y biólogo francés Pierre Aronnax, que es hecho prisionero por el Capitán Nemo y conducido por los océanos a bordo del submarino Nautilus, en compañía de su criado Conseil y del arponero canadiense Ned Land.

La edición que presenta Nórdica, además de contar con una nueva traducción, incluye más de 50 ilustraciones de Agustín Comotto (Buenos Aires, 1968) realizadas en exclusiva para este libro en un proceso que le ha ocupado dos años de trabajo.

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